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¿Locura o genialidad?

Esta cuestión es una de las más abordadas en relación a Vincent Van Gogh. ¿Fue un loco, sensible, un genio, un maníaco, un artista, o un gran trabajador con una enfermedad? La respuesta no es fácil, ni única, y querer reducir a un personaje tan rico, multiforme, lleno de contrastes, a un adjetivo o a cualquier atributo o idea que le encasille en un modo de ser concreto y rígido, o en una imagen estereotipada, es en nuestra opinión, un craso error de simplificación.

En primer lugar, es ineludible partir de la base clínica que abordábamos en el diagnóstico médico de Van Gogh. La amplia correspondencia de Vincent ha servido a médicos de diferentes tiempos y procedencias de pruebas para la investigación. De ellas y de los análisis que se le realizaron en vida, se puede extraer que Vincent padecía epilepsia idiopática y un trastorno psicótico que le provocaba alucinaciones, episodios depresivos y una tendencia al alcoholismo entre otras patologías que rondan las teorías de muchos expertos y sobre las cuales nadie consigue ponerse de acuerdo. Es también importante aludir al cuadro que presenta la familia de Van Gogh, en la cual de cinco hermanos tres estuvieron aquejados de serios problemas psíquicos e incluso uno se suicidó. Esto deja entrever una carga genética muy importante.

¿Pueden estas enfermedades y patologías definidas por la psiquiatría, traducirse a adjetivos más "humanos"? Con frecuencia el público se refiere a este artista como una persona con una gran sensibilidad que sufría y sentía más de lo normal, extremadamente compasivo, con un enorme sentido del bien y el mal, pero también con un temperamento muy fuerte, que le hacía fluctuar entre dos estados de ánimo. ¿No son estas las características que se le atribuyen siempre al artista? ¿Podría decirse entonces que todos los artistas están "locos" y que esas acepciones o adjetivos no son en realidad más que desórdenes mentales? Llegados a este punto, hay que matizar y trazar unos límites, pero siempre recordando que esa hipersensibilidad es una cualidad esencial y riquísima del que mira la realidad de otra manera. se abriría aquí un debate entre los que cargan tintas contra la sociedad de su tiempo y la suya, y piensan que Van Gogh representa al incomprendido, al que ve más allá, y los que creen por el contrario que era un hombre peligroso y simplemente, un "pirado".

En cualquier caso, es primordial llamar la atención sobre la realidad ignorada voluntariamente en muchas ocasiones en pos de una historia más dramática y teatral, de que Van Gogh era un hombre perfectamente capaz de razonar de manera lúcida y normal y de entender la psicología humana con sentido común cuando no estaba aquejado de ninguna crisis.

En este sentido, es revelador el hecho de que el artista, como se puede ver a través de las cartas, vaya asimilando su condición de "loco": "La gente de la región queestá enferma como yo, me dice la verdad. Se puede vivir, viejo o joven; pero siempre se tendrán momentos en que se pierde la cabeza".

En cuanto a su condición de genio, se ha especulado mucho acerca de que fuese autodidacta, y se ha dicho también que por supuesto debía de ser un gran genio si pintaba de la forma en que lo hacía siendo una persona epiléptica, inestable etc. Esta creencia tan extendida, da aún más pie de la idea a la que acabamos de referirnos de que Van Gogh ha sido víctima de su propia leyenda. Una historia, una fábula trágica y novelística que nos hemos ocupado muchos en agrandar desde el desconomiento, tanto partidarios como detractores.

Al hacer este trabajo, y volviendo a la idea inicial, nos hemos dado cuenta de que Van Gogh es un personaje ampliamente desconocido. Hace un año, la experta británica Ann Dumas, resaltaba con motivo de la inauguraciñon de una exposición sobre nuestro artista en la Royal Academy of Arts titulada "El auténtico Van Gogh: el artista y sus cartas", su condición de "trabajador concienzudo". Hacía hincapié en el hecho de que Vincent fue además de pintor, un gran escritor, culto, amante de lo clásicos. Señalaba una idea que hemos repetido ampliamente en este trabajo: Van Gogh tenía periodos muy largos en los que se hallaba en completa normalidad y ponía todo su ahínco en la pintura. Creo que es un matiz muy acertado por parte de Dumas y que puede servir para poco a poco desmontar la espesa aura que le rodea y no le hace justicia.

En esta línea y para terminar, solo nos queda pedir a todo lector que se haya entretenido con este espacio y haya aprendido algo, que nunca trate de simplificar la figura de Vincent Van Gogh, ni de etiquetarla. Que no ceje en su intento de conocer a este hombre que nos ha dejado en su obra y en sus cartas un latido profundo pero humano y comprensible, que al contrario de lo que cabría imaginar si atendemos a los que pintan su locura como un delirio, acerca a artistas y a no artistas, a genios y a no tan genios, la necesidad humana y universal de expresión artística.

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